Aproximadamente 200 millones de
afrodescendientes de las Américas, hijos e hijas de la diáspora Africana
sobreviviente a la trata esclavista transatlántica, saludamos con esperanza la
celebración de la XLIV (44) Asamblea General de la Organización de los Estados
Americanos (OEA), en esta bella ciudad de Asunción, donde nuestros Cancilleres
de las Américas debatirán sobre la necesidad de alcanzar para nuestra región el
“Desarrollo con inclusión social”.
Este mismo tema del Desarrollo con
inclusión social, además integral y sostenible con identidad, fue el objeto
central de la Primera Cumbre Mundial de Afrodescendientes,
realizada en La Ceiba, Honduras del 18 al 21 de agosto de 2011. La
Primera Cumbre Mundial de Afrodescendientes fue uno de los eventos más
importantes realizado en el Año Internacional de los Afrodescendientes,
producto de una convocatoria hecha por organizaciones de la sociedad civil
afrodescendientes con acompañamiento del Gobierno de Honduras y la cooperación
internacional; evento que fue reconocido por la Organización de las Naciones
Unidas (ONU) mediante resolución A/66/460 emitida en diciembre de 2011.
Durante la Cumbre Mundial de Afrodescendientes, se discutió el hecho
que los afrodescendientes en pleno siglo
XXI aun enfrentamos problemas estructurales del desarrollo. La identificación de este fenómeno obedeció a
la necesidad de encontrar una relación entre modelos de desarrollo de los
países y las condiciones sociales de nuestras comunidades. Esto por cuanto se
tiene determinado que las ventajas del desarrollo, expresada como oportunidades
reales para potenciar las capacidades y garantizar los derechos humanos de las
personas, no solo son esquivas a amplios sectores sociales, sino que en el caso
de los afrodescendientes esta problemática es mucho más profunda.
A lo largo de la historia contemporánea el
aporte de los afrodescendientes al desarrollo de la humanidad ha traspasado las
fronteras menos imaginables de los avances culturales, políticos, tecnológicos,
económicos y científicos de Occidente. Ya es bien sabido que gracias a la vergüenza de la
esclavización miles de descendientes de africanos contribuyeron al
florecimiento de América y a la emergencia del capitalismo y el progreso económico
y político de Europa. Fueron millones de esclavos que construyeron ciudades,
puentes, barcos, edificios, iglesias, caminos y fuertes que más tarde le darían
la gloria a América y a Europa. Pero más allá, fueron los esclavos quienes
sembraron la semilla de la libertad, la independencia y la autonomía,
considerados los valores fundamentales de los derechos humanos y la democracia.
Sin embargo, cuando analizamos el panorama del
desarrollo en Américas, con sorpresa encontramos que la región pese a estar
alcanzando niveles económicos y de
crecimiento, aun continúa siendo la más desigual e inequitativa del mundo, y
mucho más frente a los indígenas y afrodescendientes.
Según las estadísticas de CEPAL, en la región las diferencias
socioeconómicas entre el quintil más
pobre y el más rico de la población son extremas. Esta situación se refuerza
con los altos niveles de pobreza existentes, pues se estima que aun el 36,5% de
la población de la región —194 millones de personas— se encuentran en situación
de pobreza, mientras que la extrema pobreza abarcaba un 13,4% de la población
—71 millones de personas—.
Sin embargo el peor escenario de las contradicciones del desarrollo, tiene
que ver con que en la región justamente la pobreza y la desigualdad tienen un
componente étnico racial importante, que determina que los pueblos
afrodescendientes e indígenas y son los más afectados.
Se estima que el 30% de la población de América Latina y el Caribe es
afrodescendiente, pero más del 92% están en condiciones de Necesidades Básicas Insatisfechas.
El analfabetismo en zonas rurales afrodescendientes aun se mantiene arriba del
25%, en las zonas urbanas el desempleo en afrodescendientes dobla al índice de
las poblaciones mestizas; aun una mujer afrodescendiente gana 150 dólares mensuales promedio menos que
una mujer blanca y hasta 220 dólares menos que un hombre blanco. Mientras que
en algunos países andinos 30 de cada 100 jóvenes blancos están en la
universidad, apenas 8 de cada 100 jóvenes afrodescendientes alcanzan un cupo,
para luego enfrentarse a la alta deserción y la baja titulación universitaria.
Y lo peor de todo, es que en nuestras zonas rurales los territorios
afrodescendientes siguen deteriorándose, pues ya no solo es la deforestación,
la agroindustria, los mega proyectos y las empresas mineras y turísticas que
vulneran el derecho al territorio ancestral, sino que el narcotráfico y las
bandas criminales agravan la vulnerabilidad a lo que consideramos la base del
desarrollo con identidad afrodescendiente: nuestras tierras ancestrales.
Estimadas y estimados cancilleres, si vamos a pensar el desarrollo con
inclusión, es importante que hagamos conciencia de la condición de exclusión
histórica de los afrodescendientes. Se trata de un fenómeno que tiene su origen
en los sistemas de colonización y esclavitud impuestos entre los siglos XV y
XIX, los cuales consentían abiertamente la explotación seres humanos, además
que institucionalizaron en los modelos democráticos la segregación social,
económica y política de las personas según su color de piel, generando por
tanto situaciones desventajosas al desarrollo a grupos subalternos.
Al intentar una comprensión del
panorama de negación de oportunidades y la falta de estímulo al desarrollo de
las capacidades a los indígenas y afrodescendientes en la región, es posible
afirmar que se trata de expresiones de una discriminación racial estructural,
que conlleva a la “desigualdad persistente” y por tanto a una ciudadanización
de segunda clase.
Pero no se trata de un panorama
del todo desalentador. En los últimos años la acción política del movimiento
social afrodescendiente ha demandado estrategias reales para el desarrollo con inclusión
a los afrodescendientes e indígenas por parte de los estados nacionales. Desde
finales del siglo XX se han podido constatar esfuerzos sólidos de algunos estados
latinoamericanos por romper la exclusión social, económica, cultural y política
hacia estas comunidades. Los mejores ejemplos son Brasil, Colombia, Ecuador,
Uruguay, Honduras, Costa Rica, Panamá, entre otros. Los esfuerzos van desde propuestas
revolucionarias de pensar una alternativa al modelo capitalista proponiendo un paradigma
de desarrollo basado en el “Buen Vivir o Sumak Kawsay”, hasta reformas
constitucionales para declarar estados plurinacionales e interculturales, incluyendo
la promulgación de leyes específicas que atiendan los derechos de las minorías
racializadas. De igual manera, se han creado instituciones particulares de
atención a las comunidades, se han aplicado planes de desarrollo con enfoque étnico.
Además que en unos países se tienen políticas públicas de acciones afirmativas en
la educación y superior y en el empleo como caminos para la inclusión social de
los afrodescendientes.
Es por ello, que para esta celebración de la XLIV (44) Asamblea General de la Organización de los
Estados Americanos (OEA), nosotros, 200
millones de afrodescendientes, traemos un mensaje alentador, una propuesta de
desarrollo con inclusión para los pueblos afrodescendientes e indígenas, como
una justa medida de reparación histórica. Esta propuesta tiene por objetivo que
la Organización de los Estados Americanos se acoja y proclame, siguiendo el
ejemplo de las Naciones Unidas, el Decenio de los Pueblos Afrodescendientes,
que dará comienzo a partir del 1 de enero del año 2015.
Reconociendo el compromiso decidido que los honorables Jefes de Estado y
Primeros Ministros de nuestras naciones americanas tienen para que la región se
transforme social, política, cultural, económica y ambientalmente hacia un
modelo de desarrollo con inclusión social, Planteamos:
1.
APROBAR UNA RESOLUCIÓN DE LA
ASAMBLEA GENERAL EN RECONOCIMIENTO DEL DECENIO INTERNACIONAL DE LOS
AFRODESCENDENDIENTES, conforme a lo planteado en el proyecto de resolución (XXXX), la cual
toma nota de la resolución A/RES/68/237, aprobada por consenso en la Asamblea
General de Naciones Unidas el pasado 23 de diciembre de 2013, en la que se
decidió “proclamar el Decenio Internacional de los Afrodescendientes, que
comenzará el 1 de enero de 2015 y terminará el 31 de diciembre de 2024” con el
tema “Afrodescendientes: reconocimiento, justicia y desarrollo” .
2.
La declaratoria de UN DECENIO DE LOS AFRODESCEDIENTES, REAFIRMA
el
compromiso de los Estados Miembros para enfrentar el flagelo del racismo, la
discriminación y la intolerancia en nuestras sociedades, como un problema que
afecta a la sociedad en general, y muy especialmente a los afrodescendientes.
Compromiso que fue ratificado el pasado 5 de junio de 2013 cuando la Asamblea
General de la Organización de los Estados Americanos (OEA) adoptó la Convención
Interamericana contra el Racismo, la Discriminación Racial y Formas Conexas de
Intolerancia, y la Convención Interamericana contra Toda Forma de
Discriminación e Intolerancia, las que consolidan el contenido democrático de
los principios de la igual jurídica y de la no discriminación.
3.
El reconocimiento DEL DECENIO INTERNACIONAL DE LOS
AFRODESCENDIENTES por parte de la OEA, reafirma la voluntad de la comunidad
internacional refrendada
desde la celebración de la Conferencia Mundial contra el Racismo de 2001, la
Conferencia de Examen de Durban de 2009, el décimo aniversario de la
Declaración y Programa de Acción de Durban en 2011 y el Año Internacional de
los Afrodescendientes en 2011.
4.
Recogiendo tanto el
espíritu de los objetivos de la Declaración del Decenio por parte de las
Naciones Unidas, como el mandato expreso de la Primera Cumbre Mundial
Afrodescendiente, la PROCLAMACIÓN DEL DECENIO DE LOS AFRODESCENDIENTES tendría
como objetivos fundamentales:
a) Fortalecer la adopción de medidas y
la cooperación a nivel nacional, regional e internacional para lograr el pleno Desarrollo
Sostenible con Identidad e Inclusión en los ciudadanos, comunidades y pueblos
afrodescendientes, con el fin de alcanzar el disfrute de los derechos
económicos, sociales, culturales, civiles y políticos y su participación plena
y en igualdad de condiciones en todos los ámbitos de la sociedad;
b) Promover
la identidad cultural, el patrimonio y los valores afrodescendientes,
alcanzando un mayor conocimiento y respeto de sus expresiones y de reconocimiento
a su contribución al desarrollo de las sociedades;
c) Aprobar
y fortalecer marcos jurídicos internacionales, regionales y nacionales sobre
los derechos subjetivos y colectivos de los afrodescendientes, logrando así el
reconocimiento jurídico en cuanto a pueblo de raíz originaria y civilizatoria
de América, tal como ya lo contemplan algunas constituciones
5. La proclamación del Decenio de los Afrodescendientes, partir
del 1 de enero de 2015, es la esperanza de todo un pueblo en que en una década se
acorte la brecha de exclusión mediante acciones específicas de políticas
públicas por parte de los Estados Miembros dedicada al desarrollo integral,
sostenible y con identidad, como una forma concreta de alcanzar las
reparaciones históricas a las personas y comunidades y afrodescendientes.
Es por eso, que la proclamación del Decenio debería
trazarse las siguientes metas:
·
Diseñar y promover
el establecimiento de un Fondo de
Desarrollo Afrodescendiente en la Organización de los Estados Americanos y
en la ONU, con financiamiento de los gobiernos y la cooperación internacional,
como mecanismo justo para garantizar los derechos económicos, sociales,
culturales, territoriales y ambientales de los hombres y mujeres Afrodescendientes, y superar las disparidades
en su desarrollo.
·
Adoptar las
medidas necesarias para la creación y funcionamiento del Foro Permanente de
Afrodescendientes en el seno de la Organización de los Estados Americanos OEA.
·
Realizar acciones
encaminadas a que los Estados y los organismos regionales e internacionales
adopten medidas de acción afirmativa para asegurar el acceso pleno de los
hombres y mujeres Afrodescendientes a los servicios de educación, salud, vivienda.
·
Realizar campañas
para que las corporaciones privadas implementen inversiones en comunidades
Afrodescendientes, como parte de sus programas de Responsabilidad Social
Corporativa, que vayan orientados a la generación de ingreso y empleo.
·
Promover la
producción y diseminación de la Historia
General de África en español tal como ya lo hizo el Gobierno de Brasil y financiar
la Historia del Desarrollo Cultural de
los y las Afrodescendientes, textos que deben tener una distribución
mundial.
·
Salvaguardar los
territorios ancestrales, promover su sostenibilidad ambiental y asegurar la
autonomía, la consulta previa y la gobernabilidad.
·
Propiciar la
creación de fondos para financiar el acceso de los jóvenes afrodescendientes a
la educación universitaria, auspiciar becas de posgrados en las universidades
más prestigiosas, y apoyar la iniciativa de la Universidad Afrodescendientes de las Américas, propuesta por las
organizaciones de la Cumbre Mundial Afrodescendiente.
·
Diseñar
estrategias de desarrollo económico y empresarial que respondan a las necesidades
de empoderamiento económico de las poblaciones Afrodescendientes a nivel global
y promover la Cooperación Sur-Sur entre la diáspora y África.
Secretaría
Ejecutiva
Plataforma Cumbre Mundial de Afrodescendientes
DESARROLLO INTEGRAL SOSTENIBLE CON IDENTIDAD…